¿En qué pensamos cuando viajamos a la naturaleza?

Reflexiones sobre nuestra conexión con los espacios verde y las actividades recreativas que realizamos alli

Hace no mucho en un taller al que asistí , me pidieron pensar respecto a mi relación con el espacio natural, con la montaña, la playa , el espacio verde en general. Y  surgieron respuestas como “voy al verde porque me conecta con mi infancia”, “me da paz” , “me siento libre”, entre otras.

Todas respuestas en base a lo que la naturaleza NOS puede brindar,NOS da…y que pasa con aquello que nosotros podemos brindarle a ella?

Viene a mi cabeza la forma en que de niños nos integrábamos al espacio verde, donde no había separación , sino integración. Donde veíamos una mariposa y la imitábamos; agarrábamos una lombriz para pescar o simplemente para sentir su textura tan particular y no nos daba”asquito” o podíamos agarrar la tierra , sentirla en nuestras manos sin miedo a ensuciarnos.

No veiamos al espacio natural cómo un otro,cómo ese lugar del que saco o extraigo cosas. Sino que lo veíamos cómo un todo, del cual formo parte y no había división entre ese espacio y yo. Y por ende ,si yo dañaba ese espacio de alguna forma, también me dañaba a mi misma.

Y no es  casualidad que esto suceda así. Desde tiempos remotos la humanidad se ha visto envuelta en actividades recreativas o deportivas en ámbitos naturales, en una relación integra y recíproca en la que no había una cosa sin la otra.

¿Que habrá pasado en nuestra evolución que pasamos de querer convivir con y para el entorno verde a querer conquistarlo, masacrarlo y olvidarnos que allí crecimos y aprendimos a ser quienes somos?...¿Será que acaso nos olvidamos de jugar??...¿Será que nos olvidamos que subir la montaña no es conquistarla sino pedirle a ella que nos dé los recursos suficientes para poder conectarnos con su cima? ¿Sera que nos olvidamos que remar más rápido no nos lleva a ningún destino sino que el objetivo es saber fluir con ese rio,con esa masa de agua que no sabemos a donde nos llevará? ¿Y qué tal si nos acordamos  que aquel caballo que nos transporta a diferentes sitios no es sólo eso,sino ese amigo y compañero que resiste esas tempestades para que nosotros pasemos un lindo rato? ¿Y qué tal si nos acordamos que por más que pedaliemos con más fuerza e insistamos en llegar al próximo campamento, sino supimos saborear ese camino en medio del bosque, puede que no hayamos recorrido nada?...¿Y qué tal si nos acordamos de jugar?

Por eso desde Argentina Extrema te queremos proponer en nuestros viajes que vuelvas a ser ese niño , el que se asombra con cada paso con el que asciende a esa montaña, con cada pedaleo de la bici rumbo a un volcán, con cada remada en algún rio o laguna que nos invita  ser parte del todo y acordarnos que estamos aquí simplemente para eso,para jugar.

 

autor: Jesica Porreca

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